N.º 17 de «Poesía para llevar»: Romance del conde Arnaldos

El conde Arnaldos.jpg

Después de las vacaciones retomamos la cita poética semanal con «Poesía para llevar» que llega ya a su número 17.  Desde el IES Pedro Cerrada de Utebo nos animan a leer uno de los romances más conocidos, bellos y sugerentes del Romancero Viejo: el Romance del conde Arnaldos.

Sobre este romance se han escrito multitud de artículos por sus temas, por su desarrollo y por su final truncado.  En el vestíbulo del instituto tenéis como siempre el texto y en la entrada de la Biblioteca podéis recoger vuestras copias para trabajarlas en clase.

 

 ROMANCE DEL CONDE ARNALDOS
Anónimo

¡Quién hubiera tal ventura
sobre las aguas del mar,
como hubo el conde Arnaldos
la mañana de San Juan!
Yendo a buscar la caza
para su falcón cebar,
vio venir una galera
que a tierra quiere llegar;
las velas trae de seda,
jarcias de oro torzal,
áncoras tiene de plata,
tablas de fino coral.
Marinero que la guía
diciendo viene un cantar
que la mar ponía en calma,
los vientos hace amainar;
las aves que van volando
al mástil vienen posar
los peces que andan al fondo
arriba los hace andar.
Allí habló el infante Arnaldos
bien oiréis lo que dirá
“Por tu vida el marinero
dígasme ahora ese cantar”
Respondiole el marinero
tal respuesta le fue a dar
“Yo no digo mi canción
sino a quien conmigo va”.

Del Romancero viejo (siglos XIV-XVI)

Os ofrecemos a continuación cinco versiones diferentes del poema para que veáis la importancia que ha tenido la tradición oral en la poesía:

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La truncada versión del Cancionero sin año (fol.193r, Amberes, 1548), la que se considera más lograda y bella:

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¡Quién hubiese tal ventura
sobre las aguas del mar
como hubo el conde Arnaldos
la mañana de san Juan!
Con un falcón en la mano,
la caza iba a cazar,
vio venir una galera
que a tierra quiere llegar.
Las velas traía de seda,
la ejercia de un cendal,
marinero que la manda
diciendo viene un cantar
que la mar facía en calma,
los vientos hace amainar,
los peces que andan n’el hondo,
arriba los hace andar,
las aves que andan volando
n’el mastel las faz posar.
Allí fabló el conde Arnaldos
bien oiréis lo que dirá:
–Por Dios te ruego, marinero,
dígasme ora ese cantar–
Respondióle el marinero,
tal respuesta le fue a dar;
–Yo no digo esta canción
sino a quien conmigo va.

Esta es la versión del Cancionaro de Amberes de 1550; es muy parecida a la anterior, pero tras el verso 9 y 10 vienen intercalados 5 versos.
arnaldos.jpg¡Quién hubiese tal ventura
sobre las aguas del mar
como hubo el conde Arnaldos
la mañana de san Juan!
Con un falcón en la mano
la caza iba a cazar,
las velas traía de seda,
la ejercia de un cendal,
marinero que la manda
diciendo viene un cantar
que la mar facía en calma,
los vientos hace amainar,
los peces que andan n’el hondo,
arriba los hace andar,
las aves que andan volando
n’el mastel las face posar
–Galera, la mi galera
Dios te guarde de mal,
de los peligros del mundo
sobre las aguas de la mar,
de los llanos de Almería,
del estrecho de Gibraltar,
y del golfo de Venecia,
y de los bancos de Flandes,
y del golfo de León,
donde suelen peligrar.–
Allí fabló el conde Arnaldos,
bien oiréis lo que dirá:
–Por Dios te ruego, marinero,
dígasme ora ese cantar–
Respondióle le marinero,
tal respuesta le fue a dar:
–Yo no digo esta canción
sino a quien conmigo va.

La tercera es una versión oral moderna marroquí recogida alrededor de 1944 por Paul Bénichou en Buenos Aires entre la comunidad sefardí inmigrada de Marruecos (Tetuán):

galeraturca

¡Quién tuviera tal fortuna
sobre aguas de la mar,
como el infante Fernando
mañanita de san Juan
que ganó siete castillos
a vuelta de una cibdad!
Ganara cibdad de Roma,
la flor de la quistiandad;
con los contentos del juego
saliérase a passear.
Oyó cantar a su halcón,
a su halcón oyó cantar:
–Si mi halcón no cenó anoche
ni hoy le han dado de almorzar,
si Dios me dexa vivir,
y a la mañana llegar,
pechuguita de una gansa
yo le daré de almorzar.–
Subiérase a su castillo
y acostose en su rosal;
vido venir un navío
sobre las aguas de la mar:
las velas trae de oro
las cuerdas de oro torçal,
y el mástil del navío
era de fino nogal.
Marineros que le guían
diciendo van un cantar:
–Galera, la mi galera,
Dios te me guarde de mal,
de los términos del mundo,
de los aires malos del mar,
de la punta de Carnero,
del estrecho de Gibraltar,
de navíos de don Carlos,
que son fuertes de passar.
–Por tu vida, el marinero,
tú volvas esse cantar.
–Quien mi cantar quier oír
a mi galera ha de entrar.–
Al son de los dulces cantos,
el conde dormido se ha.
Cuando le vieron dormir,
empeçaron a ferrar;
al son de los fuertes fierros,
el conde recordado ha.
–¿Quién es ésse u cuál es ésse
que a mí quiere hazer mal?
Hijo soy del rey de Francia,
nieto del de Portogal.
–Si hijo sois del rey de Francia,
y nieto del de Portogal,
siete años hazían, siete,
que por ti ando por la mar.
Arço velas el navío
y volviéronse a su ciudad.

Nuestra cuarta versión procede de un Pliego suelto del siglo XVI y fue publicada por Menéndez Pidal en Poesía popular y tradicional:

braco-medieval.jpg¡Quién hubiese tal ventura
sobre las aguas de la mar
como hubo el infante Arnaldos
la mañana de san Juan!
Andando a buscar la caza
para su halcón cebar
vio menir una galera
que venía en alta mar;
las áncoras tiene de oro
y las velas de un cendal;

marinero que la guía
va diciendo este cantar:
–Galera, la mi galera,
Dios te me guarde de mal,
de los peligros del mundo,
de fortunas de la mar,
de los golfos de León
y estrecho de Gibraltar,
de las fustas de los moros
que andaban a saltear.–

La última versión procede del British Museum (ms. Add. 10341).Lo más notable es la contaminación del romance del Conde Arnaldos con el de Conde Niño (vv.10-16)

fac35324291a54eebe5c72f7a46f5401¡Quién tuviese tal ventura
con sus amores folgar
como el infante Arnaldos
la mañana de San Juan!
Andando a matar lagartos
por riberas de la mar,
vido venir un navío
navegando por la mar,
marinero que dentro viene,
diciendo viene este cantar:
–Galera, la mi galera,
Dos te me guarde de mal,
de los peligros del mundo,
de las ondas de la mar,
y del golfo de León
del puerto de Gibraltar,
de los castillos de moros
que combaten con la mar.–
Oído ha la princesa
en los palacios do está:
-Si saliredes, mi madre,
si saliredes de mirar:
y veredes cómo canta
la sirena de la mar.
–Que non era la sirena,
la sirena de la mar,
que non era sino Arnaldos,
Arnaldos era el infante,
que por mí muere de amores,
que le quería frustrar,
¡Quién le pudiese valer,
que tal pena no pagase!–

 

Podéis leer más romances en este enlace de la Biblioteca Virtual Cervantes  y, si os interesa saber algo más de los romances podéis visitar esta página del blog lclcarmen3 de Lengua castellana y literatura de 3º ESO.

Desde el IES Pedro Cerrada nos recuerdan también la relación de la música con la poesía y con los romances y nos invitan a escuchar la versión de Amancio Prada del romance:

Además, si queréis oír romances tradicionales cantados o animamos a que entréis en la página web de la Fundación Joaquín Díaz o podéis oírlos directamente en Youtube en este enlace

 

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