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#9 Bibliomujeres: Herrade de Landsberg

Herrade de Landsberg fue una abadesa de la abadía de Hohenburg en los montes Vosgos. Fue la autora de la primera enciclopedia escrita por una mujer, el Hortus deliciarum (Jardín de las delicias en latín).

Herrade de Landsberg nació en el año 1125 en el seno de una noble familia alsaciana. Siendo muy niña tomó los hábitos en la abadía de Hohenburg en los montes Vosgos. Esta abadía, conocida como Mont St. Odile, era especialmente rica y poderosa a causa del apoyo del emperador Federico I Barbarroja. Constituía además un centro de reformas eclesiásticas en el que Herrade recibió la mejor educación accesible a una mujer en el siglo. Más adelante, la propia Herrade se convertiría en la hermana encargada de gobernar y educar a sus compañeras monjas. En 1167 fue elegida abadesa.

Hacia el año 1165 Herrade había comenzado entre los muros de su convento la obra por la que sería conocida, el Hortus deliciarum, un compendio de todas las ciencias estudiadas en su época, incluyendo la teología que servía como libro de texto para las jóvenes novicias del convento.

Herrade terminó su obra en 1185 y el manuscrito se convirtió en uno de los manuscritos ilustrados más celebrados de la época. Tras ser preservado durante siglos en la abadía de Hohenburg, el manuscrito del Hortus deliciarum pasó a la biblioteca municipal de Estrasburgo durante la Revolución Francesa. En 1870 el manuscrito fue destruido en el incendio de la biblioteca que sucedió durante el asedio de la ciudad  en la guerra franco-prusiana.

Afortunadamente,  tanto las ilustraciones como el texto habían sido copiados en 1818 por lo que se pudo conservar.

El Hortus deliciarum es más que un compendio de todo el conocimiento del siglo XII, contenía poemas, música e ilustraciones. La mayor parte de este se halla en latín, con glosas en alemán.

Entre los poemas se encuentran algunos escritos por la propia Herrade dirigidos a las monjas.  Aunque la obra presenta algunos defectos gramaticales, su sentimiento es sincero, las líneas poéticas son musicales y admirablemente adaptadas a su propósito, el servicio a la divinidad. La mayoría de ellos están acompañados de la música con que debían interpretarse. En este sentido, el Hortus deliciarum es una de las primeras fuentes del origen de polifonía de un convento.

Las ilustraciones eran, sin duda, su parte más famosa y apreciadas. Se trata de 336 ilustraciones que simbolizaban diversos temas, desde teológicos y filosóficos hasta literarios; algunas son históricas, otras representan escenas relacionadas con la experiencia personal de la artista y una ilustración es una serie de retratos de sus hermanas religiosas.

#7 Bibliomujeres: María de Francia

Marie de France, from an illuminated manuscript now in the Bibliothèque nationale de France: BnF, Arsenal Library, Ms. 3142 fol. 256

«María me llamo, y soy de Francia»

Así se presentaba a sí misma María de Francia, considerada la primera escritora francesa, una mujer culta que conocía el inglés, el bretón y el latín, así como la literatura de su época. No se sabe mucho sobre la personalidad de esta escritora, que en sus obras se dirige a un público cortesano al que conoce muy bien; que dedica su obra principal a un rey, que seguramente es Enrique II de Inglaterra (1133-1189), y que era mujer de sólida formación latina, atestiguada por la traducción del relato maravilloso y legendario del purgatorio de san Patricio, escrito en latín por Enrique de Saltrey y por la  versión que hizo de una de las derivaciones del fabulario, a la que denominó Ysopet, en la que cada fábula va seguida de reflexiones morales:

El ratón de ciudad y el ratón de campo

Se dice de un ratón de ciudad
que quiso ir a divertirse a una ciudad cercana
y tuvo que pasar por medio de un bosque.
Y en el bosque le sorprendió la noche.
Encontró un agujero que había hecho por allí un ratón de bosque,
al que había llevado su despensa.
El ratón de ciudad le preguntó si tenía por allí algo de comida.
—Tengo más que suficiente— el otro le responde—,
¡Pasad y ved! Y su hubierais traído compañía
seríais bien servidos igualmente.
Después de haber pasado allí algún tiempo, habló a su compañero;
le dijo que su casa no era buena
y que no quería quedarse más tiempo; que se fuera con él y ya vería
cómo le proporcionaba ricos salones,
bellas despensas y bellas bodegas,
buenas bebidas y buenas comidas.
El otro se lo cree y va con él.
Lo llevó a ricas salas, le enseñó sus desvanes,
despensas y bodegas llenas de harina y miel.
Realmente creyó estar en el cielo.
Pero entonces llegaron los bodegueros
que tenían que entrar en la bodega.
No bien la puerta abrieron, los ratones entraron en sus agujeros.
El del bosque, que ignoraba su existencia, quedó pasmado de estupor.
Cuando salieron los otros de la bodega, los ratones volvieron a comer.
Este, que se había llevado un susto de muerte, estaba triste y dolorido.
Su compañero lo miró y le preguntó con gran dulzura:
— ¿Por qué tienes esa cara, mi dulce amigo?
— Aún — dijo— me dura el sobresalto del miedo que he pasado.
¡Mucho me arrepiento de haberte creído!
Me contaste al detalle tus aventuras,
mas no me hablaste de tus desventuras.
Te asustas de la gente, de los gatos, incluso de los pájaros
y de los ingenios que contra ti preparan.
Yo prefiero vivir solo en el bosque, seguro y sin angustias,
que lleno de tristeza en tus salones.
Esta fábula contiene esta sentencia:
todos prefieren gozar de sus pequeñas cosas en paz y sin temor
que la riqueza ajena con pena y aflicción.

Se ha querido identificar a esta dama escritora con encumbradas señoras o abadesas que llevaron su nombre de pila, pero no existen argumentos que confirmen tales hipótesis. El hecho de que puntualice que es «de Francia» podría hacer sospechar que no residía precisamente aquí, y es muy posible que su labor literaria se realizara en el ambiente anglonormando de Inglaterra.

¿Qué es un lai?

Se trata de una narración de carácter episódico, que a veces se reduce a una anécdota muy sencilla que se relata en un centenar de versos, como ocurre en la Madreselva, y que tienen por lo general un acusado tono cortesano y elegante.

Los lais de María de Francia

Se abre esta obra con un prólogo muy interesante por las afirmaciones de la escritora acerca del propósito de su obra, sus ideas sobre la escritura en lengua vulgar y las características de las narraciones que va a ofrecer a sus lectores.

Afirma que todo aquel a quien Dios ha concedido ciencia y elocuencia no debe permanecer callado y tiene la obligación de exteriorizarse. Fiel a estas consideraciones nos informa de que durante un tiempo pensó en traducir del latín al romance alguna obra buena; pero, como esto ya lo han hecho otros, se inclinó por un tipo muy distinto de labor literaria. Podéis leer los versos en la lengua original en que fueron escritos  (la traducción está debajo, no temáis):

Des lais pensai, k'oï aviee. Ne dutai pas, bien les saveie, ke per remembrance les furent des aventures k'il oïrent cil ki primes les comencierent e ki avant les enveierent. Plusurs en ai oï conter, nes voil laisser ne oblïer. Rimes en ai e fait ditié, sovents fiez en ai veillé.

[Pensé en los lais que había oído. Ya no dudé más, pues bien sabía que aquellos que los comenzaron y que los divulgaron los hicieron para conservar el recuerdo de aventuras que habían oído. Muchos he oído contar, y no quiero dejarlos ni olvidarlos. Los he puesto en rima y he hecho con ellos un libro que me ha costado muchos desvelos.]

Estas afirmaciones, tan personales y realmente originales, se corroboran y completan con datos que María de Francia da en otros pasajes de su conjunto de narraciones, y ello nos permite llegar a conclusiones basadas en los términos que la escritora da a los tres elementos que confluyen en sus relatos.  Afirma, en primer lugar, que para conservar el recuerdo de ciertas anécdotas de carácter amoroso o fantástico, anécdotas a las que da el nombre de aventuras, alguien, generalmente los bretones, compusieron ciertos lais, que eran unas canciones muy conocidas (la palabra lai deriva del céltico laid, canción).

María de Francia se propone en sus narraciones (que ella a veces llama contes, cuentos)  contar las aventuras que originaron determinados lais. En algunas ocasiones, la autora no tan solo explica la aventura, sino que da detalles muy precisos sobre el origen de una cancioncilla: quién la compuso, dónde y en qué ocasión.

La narración titulada Madreselva (Chevrefoil) es una de las más bellas de María de Francia y tiene el gran interés de relatar una leve anécdota de los amores de Tristán e Iseo y explica con gran claridad su origen y formación. Leedla:

Bastante me agrada y bien lo deseo, contaros la verdad del lai que se llama Madreselva, por qué fue hecho, cómo y dónde. Muchos me han contado y hablado, y yo lo he encontrado por escrito, de Tristán y la reina, de su amor que fue tan puro, por el que recibieron abundantes dolores y después murieron en un solo día.
El rey Marco estaba enfadado, encolerizado con Tristán, su sobrino; lo alejó de su tierra porque amaba a la reina. A su país ha vuelto, a Gales del Sur donde había nacido. Un año permaneció sin poder regresar; luego, se arriesgó a la muerte y a la destrucción. No os sorprendáis, pues el que ama lealmente está triste y afligido cuando no tiene lo que desea. Tristán está afligido y meditabundo, por eso se marcha de su tierra. Va directo a Cornualles, donde vivía la reina. Entra a solas en el bosque: no quería que nadie lo viera. Por la tarde salía, cuando era hora de recogerse en casa. Con los campesinos, con gente pobre, buscaba albergue por la noche; les preguntaba las nuevas del rey, cómo le iba.
Un día le dicen que han oído que los nobles habían sido convocados y tenían que ir a Tintagel: el rey quería tener corte allí; para Pentecostés estarán todos, habrá gran alegría y solaz, y la reina también estará. Tristán al oírlo se alegró mucho: ella no podrá ir sin que él la vea pasar.
El día en que el rey se puso en marcha, Tristán regresó al bosque. Sobre el camino por el que sabía que debía pasar el cortejo puso una rama de avellano cortada por la mitad y la partió de forma cuadrada. Cuando hubo preparado esta vara, con su cuchillo escribió su mensaje en ella. Si la reina la veía, que solía estar muy atenta y ya otra vez se había dado cuenta, reconocería la rama de su amigo al verla.
El sentido de los escrito era que le hacía saber que ya había permanecido mucho tiempo allí, para espiar y saber cómo poder verla, pues no podía vivir sin ella. Entre ellos dos ocurría como con la madreselva, que se agarra al avellano: cuando está sujeta y prendida y se pone alrededor de la madera juntos sobreviven sin dificultad; pero cuando luego se separan, el avellano muere rápidamente y la madreselva también. —Bella amiga, así nos ocurre: ni vos sin mí, ni yo sin vos.
La reina iba cabalgando. Mira la pendiente alrededor y vio la vara, se dio cuenta, reconoció las letras. A los caballeros que la acompañaban y que cabalgaban junto a ella les dijo que se detuvieran: quiere desmontar y descansar. Y cumplen sus órdenes.
Se alejó un poco del camino, en el bosque encontró al que amaba más que a nada vivo: ambos tuvieron una gran alegría. Habló con él a su gusto y le dijo lo que le apeteció; luego le mostró de qué manera se reconciliaría con el rey, y que le había pesado mucho que lo alejara de aquella forma de su lado: lo hizo por las acusaciones.
Con esto se marcha, deja a su amigo; pero cuando llegó el momento de la separación, empezaron a llorar. Tristán volvió a Gales, hasta que su tío lo llamó. Por la alegría que tuvo al haber visto a su amiga y por lo que escribió según dijo la reina, para recordar sus palabras, Tristán, que sabía tañer el arpa muy bien, hizo un nuevo lai; lo diré brevemente: Gotelef lo llaman los ingleses, Chivrefoil los franceses. Ya os he dicho la verdad del lai que acabo de contar.

[Versión en prosa, Alianza editorial]

María de Francia confiesa que algunos de los lais de que ella trata los compusieron los bretones, incluso «los antiguos bretones», y alguna vez da el nombre que tienen en bretón y sus equivalentes en inglés y en francés:

Os contaré una aventura sobre la cual los bretones hicieron un lai; se titula Laustic,según creo, y así lo llaman en su país, o sea Russignol en francés y Nightigale en correcto inglés 

Estos versos, así como otros similares que se encuentran en las narraciones de María de Francia, revelan el ambiente en que se desenvolvió la escritora: en una zona de la Romania en la que conviven el francés y el inglés y en la que hay lectores que conocen ambas lenguas, y donde al propio tiempo gozan de prestigio cancioncillas que se divulgan en bretón. Todo ello se da en Inglaterra, donde escribía esta dama que tiene tanto interés en hacer constar que es «de Francia», es decir, natural del reino de Francia.

María de Francia se propone, pues, en sus narraciones contarnos anécdotas que suscitaron el nacimiento de unas cancioncillas llamadas lais, y en modo alguno se considera autora de estos lais, sino de unos contes en los que se explica aquella anécdota a la que da el nombre de aventura. Pronto, no obstante, el público se habituó a dar el nombre de lais a los cuentecillos escritos por María de Francia hasta el punto de que tal denominación se ha impuesto, y no constituye ningún dislate hablar de «los lais de María de Francia», tal como hemos hecho nosotros en el título de esta entrada.

No obstante, no todos los cuentos de María de Francia tienen carácter y escenarios bretones, y algunos parecen desligados de tradiciones célticas. Entre estos es curioso que el titulado Los dos amantes esté localizado en cierto lugar de Normandía en el cual hay una montaña que todavía lleva ese nombre. La narración es un trágico idilio, en el que el amante demuestra su amor llegando hasta la muerte y rehusando un filtro mágico que le hubiera preservado de ella, motivo que parece  proceder de un relato del escritor griego Partenio.

Los cuentos de Equitán y de Milón desarrollan temas folclóricos conocidos en todas partes. Y en el notabilísimo Bisclavret María de Francia recoge el curioso tema del licántropo u hombre lobo, creencia tan divulgada en Galicia (el lobishome) y en Bretaña (el loup-garou) y que encontraremos en obras tan distantes como el Satiricón de Petronio y Los trabajos de Persiles y Sigismunda de Cervantes, en un impresionante episodio.

En los cuentos de María de Francia de carácter bretón aumenta el elemento fantástico y maravilloso. Encontramos en ellos el motivo del amante que se convierte en pájaro para visitar secretamente a su amada, y que es brutalmente herido por el celoso marido de esta, lo que constituye el asunto de Yonec; el de la cierva que alcanzada por las flechas de un cazador, habla y le pronostica amores desgraciados, y el del bajel que navega sin marineros que lo gobiernen, como ocurre con Guigemar; el del caballero que tiene amores con una dama misteriosa que lo arrebata cuando lo llevan a ajusticia, asunto de Lanval. Otros son sencillas historias sentimentales, cuyo eje es una anécdota en sí muy insignificante, pero de gran intensidad, como el de Laustic, ya citado, en el que también un marido celoso mata al ruiseñor que todas las noches cantaba cerca de la ventana de su esposa. Asuntos tan sencillos como estos adquieren en la pluma de María de Francia una delicadez sorprendente y turbadora.

El arte de María de Francia

María de Francia tiene un extraordinario acierto en la creación de ambientes maravillosos y climas de poético misterio. La composición de sus narraciones es sumamente hábil, y la acción discurre perfectamente enlazada en sus acontecimientos. Su estilo es muy sobrio, aunque no sea tan preciso y rectilíneo como el de Chrétien de Troyes, su contemporáneo.

En sus cuentos defiende el amor sincero y no perdona ni a los maridos celosos ni al egoísmo. Sus doce cuentos, llenos de finura, de sentimiento y de arte, inauguran la narración breve en lengua romance y en verso y dan a las ficciones literarias de ambiente bretón un delicado tono de ensueño y maravilla.

Fuente: Riquer, M. de y Valverde, J. M. : Historia de la Literatura Universal. Volumen 3. Barcelona, Planeta, 1984.

#5 Bibliomujeres: Anna Comnena (1083-1153)

Anna Comneno (o Comnena) fue una princesa bizantina de gran cultura, hija del emperador Alexis I Comneno y de la emperatriz Irene Ducas. La joven princesa recibió una esmerada educación que la convirtió en una erudita en literatura bizantina, historia, geografía, mitología e incluso filosofía.

Alexis I

Cuando contaba solo con 14 años se casó con Nicéforo Brienio, hijo de un antiguo pretendiente al trono imperial. Todo indicaba que a la muerte de su padre, el esposo de Anna se convertiría en el nuevo emperador, ya que Alexis I no tenía hijos varones, pero entonces nació Juan y este heredó la corona. Anna no dudó en conspirar junto a su esposo para conseguir que su hermano no accediese al trono, pero en el último momento Nicéforo se negó a seguir colaborando con ella. Anna se sintió muy enfadada y decepcionada y dijo: «La Naturaleza se ha equivocado en los sexos, ya que él debería haber sido una mujer». El complot se descubrió y la princesa fue  condenada a renunciar a sus propiedades y retirarse al monasterio de Kecharitomenene (Lleno de Gracia), junto con su madre y su hermana Eudoxia. Curiosamente, su esposo permaneció en palacio y se convirtió en un fiel consejero de Juan II.

En su tiempo de exilio la princesa Anna continuó sus estudios de historia y filosofía. Al parecer, Nicéforo había iniciado un ensayo denominado Material para la historia. A la muerte de este, en 1137, y cuando la escritora contaba con 55 años, decidió acabar el trabajo de su marido, denominándolo La Alexiada, la historia de la vida y reinado de su padre, Alexis I. A lo largo de 15 tomos, Anna describió más de treinta años de la historia de Bizancio y de su relación con Occidente.

El periodo que abarca La Alexiada (1081-1118) engloba el paso de los primeros cruzados por Bizancio hacia Tierra Santa. La princesa Anna era una niña cuando empezaron a llegar los primeros caballeros y peregrinos con la intención de recuperar los Santos Lugares, por ello su versión de la historia es bastante sesgada ya que no podía recordar estos hechos como testigo. Comete, en este sentido incorrecciones, atribuyendo, por ejemplo, el origen de las Cruzadas a Pedro el Ermitaño y quitándole todo protagonismo al papa Urbano II. A pesar de todo esto, su descripción de la Primera Cruzada tiene gran valor para la historia porque es la única que recoge el punto de vista de figuras clave de la nobleza griega lo que nos permite observar este hecho histórico desde una perspectiva bizantina. Por otra parte, su neutralidad como historiadora queda comprometida porque su interés al relatar la historia de su padre es alabar su reinado y denigrar a su sucesor.

Su obra está influenciada por los historiadores griegos Jenofonte, Tucídides y Polibio y, siguiendo a estos autores, su estilo está influido por el aticismo (un modelo retórico basado en la corrección, la sencillez y la elegancia).

Parece ser que Anna murió cinco años después de terminar La Alexiada, dejándonos su visión personal de un momento fascinante de la historia: el comienzo de las Cruzadas. Fue una de las grandes difusoras de la cultura y el saber bizantino y su figura fue recordada entre los sabios de su época como una mujer cultísima, que había sido educada en todos los campos del saber.

UN FRAGMENTO DE LA ALEXIADA

En este fragmento Anna Comnena comenta la increíble paciencia de su padre y su resistencia física y anímica para soportar las exigencias de los cortesanos:

Cuando caía la tarde, después de haber permanecido sin comer durante todo el día, se levantaba del trono para dirigirse a la cámara imperial; pero tampoco en esta ocasión se libraba de la molestia que suponían los celtas. Uno tras otro iban llegando, no sólo aquellos que se habían visto privados de la diaria recepción, sino incluso los que retornaban de nuevo, y mientras exponían tales y cuales peticiones, él permanecía en pie, soportando tan gran charlatanería y rodeado por los celtas. Era digno de verse cómo una y la misma persona expertamente daba réplica a las objeciones de todos. Mas no tenía fin su palabrería impertinente. Cuando alguno de los funcionarios intentaba interrumpirlos, era detenido por el emperador. Pues conociendo el natural irascible de los francos, temía que con un pretexto nimio se encendiera la gran antorcha de una revuelta y se infligiera entonces un grave perjuicio al imperio de los romanos. Realmente, era fenómeno completamente insólito. Como una sólida estatua que estuviera trabajada en bronce o en hierro templado con agua fría, así se mantenía durante toda la noche desde la tarde, frecuentemente hasta la media noche y con frecuencia también hasta el tercer canto del gallo y alguna vez hasta casi el total resplandor de los rayos del sol. Todos, agotados, generalmente se retiraban, descansaban y volvían a presentarse enfadados.  Por ello ninguno de sus asistentes podía soportar tan prolongada situación sin reposo y todos cambiaban de postura alternativamente: el uno se sentaba, el otro doblaba la cabeza para reclinarla en algún lado, otro se apoyaba en la pared, solo el emperador se mantenía firme ante tan grandes fatigas. ¿Qué palabras podrían estar a la altura de aquella resistencia a la fatiga? Las entrevistas eran infinitas, cuando uno cambiaba de lugar era para cederle a otro la oportunidad de parlotear y este mandaba a buscar a otro y, a su vez, este a otro. Y mientras ellos solo debían permanecer en pie durante el momento de la entrevista, el emperador conservaba su postura inmutable hasta el primer o segundo canto del gallo. Y tras descansar un poco, salido de nuevo el sol, se sentaba en el trono y volvía a encajar nuevas fatigas y redobladas contiendas que prolongaban aquellas de la noche.

#4 Bibliomujeres: Wallada bin al-Mustakfi (994-1091)

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La princesa Wallada bint al-Mustakfi nació en Córdoba, hija de Muhammad al-Mustakfi, uno de los efímeros califas de Córdoba y de la esclava cristiana Amin’am.

Su infancia y adolescencia coinciden con la decadencia del califato: la ascensión al poder de Almanzor y las guerras de poder acaecidas tras la muerte de su sucesor, dentro de las cuales su padre obtuvo el poder.

Su posición social le trajo notables beneficios: la costumbre de la época dictaba que las hijas de familias nobles recibieran educación de sus padres o tutores, y se apreciaba su dedicación a la caligrafía y a la poesía. Así, la princesa recibió una notable educación. Por otra parte, su condición de princesa Omeya en un momento de luchas entre su dinastía y los Banu Yahwar, no debió de ser fácil.

Al carecer de hermanos varones, los derechos reales de su padre recayeron sobre ella, pero ella prefirió venderlos y ser independiente prescindiendo de la tutela masculina. No se casó ni negoció matrimonio alguno.

Tras la muerte de su padre, con apenas diecisiete años, Wallada abrió palacio en Córdoba y allí ofrecía instrucción a hijas de familias y probablemente también a jóvenes esclavas. Al cabo ella era hija de Amin’an, una esclava cristiana enviada a cultivarse a Medina, y su nodriza y maestra fue la esclava negra Safia.

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Su salón literario le atrajo numerosas críticas, ya que Wallada intervenía libremente en las tertulias que allí celebraba, discutiendo por igual con hombres y con mujeres. En una sociedad donde a la mujer solo le estaba permitido relacionarse con los hombres de la familia y las llamadas «sabias» solían adquirir conocimiento a través de sus padres y/o parientes, incluso impartir sus enseñanzas veladas tras una cortina, la actitud de Wallada, indigna, según unos, de su estirpe y condición social, la hizo ser criticada muy duramente, aunque también tuvo numerosos defensores de su honestidad —Ibn Hazn, entre otros poetas— como el visir Ibn Abdus, su eterno enamorado que, al parecer, permaneció a su lado, protegiéndola en los momentos difíciles, hasta el final de sus días.

Wallada se convirtió de esta forma en la mujer más culta, famosa y escandalosa de Córdoba. Se paseaba sin velo por la calle y, a la moda de los harenes de Bagdad, lleva versos suyos bordados en la orla de su vestido o en túnicas transparentes. Los de lado izquierdo decían:

Por Alá, que merezco cualquier grandeza y sigo con orgullo mi camino.

En el lado derecho lleva bordado:

Doy gustosa a mi amante mi mejilla y doy mis besos a quien los quiera.

Wallada era, además, de una belleza apabullante: hermosa figura, tez blanca, ojos azules, rubia pelirroja… el ideal de la época.

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Cuando tenía 20 años, conoció al hombre que marcó para siempre su vida: Ibn Zaydum, un noble de excelente posición, con gran influencia política y el intelectual más elegante y atractivo del momento. Se conocieron en una fiesta poética, jugando a completarse poemas según la costumbre poética de entonces, e iniciaron una historia amorosa llena de pasión, celos, encuentros y desencuentros. La relación se rompió por una infidelidad de Ben Zaydun que Wallada nunca perdonó. Se hizo amante del hombre más poderoso de Córdoba, el visir Ben Abdús, rival político y enemigo personal de Ben Zaydun, al que privó de sus bienes y acabó metiendo en la cárcel.

La leyenda dice que Ibn Zaydum nunca olvidó a su amada y que recorría Córdoba, errante y ojeroso, enfermo de amor, implorando un perdón que nunca le fue concedido. Entretanto, Wallada recorrió toda la España de los reinos de taifa exhibiendo su talento, pero mantuvo su relación con Ben Abdús, aunque sin casarse con él.

En torno a esta relación giran ocho de los nueve poemas que de ella se conservan, como una cronología exacta de aquella historia de amor fracasada. De sus poemas, que fueron misivas entre los dos amantes, se conservan dos de celos, añoranza y deseos de reencuentro; un tercero, de decepción, dolor y reproche; cinco sátiras —género que dominaba a la perfección— escritas en términos durísimos y uno más, alusivo a su libertad e independencia, que era el que llevaba bordado sobre su ropa.

Wallada murió el 26 de marzo de 1091, el mismo día que los almorávides entraron en Córdoba.

LOS POEMAS DE WALLADA

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¿Acaso hay para nosotros,
después de esta separación, una salida;
puede quejarse cada uno de nosotros
de lo que ha sufrido?
Pernoctaba yo en los tiempos
de nuestras visitas mutuas durante el invierno
sobre las brasas crepitantes por la pasión.
¿Cómo, pues, estando en la situación de este abandono,
ha apresurado el destino lo que yo temía?
Giran las noches y no veo el fin.
De nuestro distanciamiento,
ni la paciencia me libra
de la esclavitud de mi anhelo.
Riegue Dios la tierra donde estés
con toda clase de lluvias copiosas

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Cuando caiga la tarde, espera mi visita,
pues veo que la noche es quien mejor encubre los secretos;
siento un amor por ti que si los astros lo sintiesen
no brillaría el sol,
ni la luna saldría, y las estrellas
no emprenderían su viaje nocturno.

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Cuando te enteraste de lo mucho que te quiero
y supiste el lugar que ocupas en mi corazón,
y cómo me dejaba arrastrar por el amor, sumisa,
yo, que a nadie más que a ti consentí que me arrastrara,
te alegraste de que el sufrimiento cubriera mi cuerpo
y de que el insomnio pintara de negro mis párpados.
Pasa tus miradas por las líneas de mis cartas
y verás mis lágrimas mezcladas con la tinta.
Cariño mío: mi corazón se deshace
de quejarse tanto a un corazón de pura piedra.

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Si fueras justo con el amor que existe entre nosotros,
no habrías escogido ni amarías a mi esclava;
has dejado una rama donde florece la hermosura
y te has vuelto a la rama sin frutos.
Sabes que soy la luna llena,
pero, por mi desdicha,
de Júpiter estás enamorado.

#3 Bibliomujeres: Sei Shonagon (siglo XI)

En la tradición japonesa, un libro de almohada  (枕草子 Makura no Sōshi) era una colección de reflexiones personales, supuestamente escritas en el dormitorio.  El ejemplo más conocido es el de Sei Shonagon, dama de compañía de la corte de la emperatriz Sanako durante la era Heian.

Posiblemente sea el nikki o diario íntimo más famoso de la literatura japonesa. También ha sido calificado como «tratado» porque, a lo largo de sus trescientos breves capítulos, además de descripciones de la vida de la corte, incluye partes enteras de aforismos y reflexiones muy cercanas al ensayo en las que la agudeza de la observación y el refinamiento estilístico se conjugan con la ironía y la libertad de juzgar.

Las entradas, que los escribas organizaron en orden temático, no cronológico, para su circulación entre la corte japonesa, incluyen también observaciones sobre la gente y la naturaleza, y van desde el juicio cáustico a la apreciación de los placeres de la vida. Leer esta obra supone atisbar las pequeñeces de la vida cortesana desde un observatorio privado y privilegiado.

Anochece

Anochece y apenas puedo seguir escribiendo. Sin embargo, me gustaría dejar terminadas mis notas por completo, haciendo un último esfuerzo.

Escribí estos apuntes sobre todo lo que vi y sentí, en mi habitación, pensando que no iban a ser conocidas por nadie. Aunque mis anotaciones son triviales y sin importancia, podían parecer malintencionadas e incluso peligrosas a otros; por eso he tenido cuidado en no divulgarlas. Pero ahora me doy cuenta de que, así como inevitablemente brotan las lágrimas, según dice el poema, del mismo modo estas notas dejarán de pertenecerme.

Un día, el ministro del Centro entregó a la Emperatriz una pila de cuadernos. La Emperatriz me preguntó:"¿Qué se podría escribir en ellos? El Emperador ya está redactando los Anales de Historia". Entonces yo le contesté: "Si fueran míos, los usaría como almohada". La Emperatriz me dijo: "Entonces, quédatelos", y me los dio.

Comencé a llenarlos con el relato de rarezas sobre hechos del pasado y toda clase de asuntos. Llené una enorme cantidad de hojas. En mis notas hay muchas cosas incomprensibles. Si hubiera elegido temas que las demás personas consideran interesantes o espléndidos, o si hubiera escrito poemas sobre árboles, plantas, pájaros o insectos, los otros podrían juzgar mis escritos, tendrían derecho a afirmar "conocemos sus sentimientos". En otras palabras, la crítica sería admisible.

Pero mis notas no son de esta clase. Escribí para mi propio entretenimiento, y apunté únicamente lo que sentía. Nunca esperé recibir, sobre estos escritos casuales, comentarios tan importantes como los que se dedican a notables libros de nuestro tiempo. Me sorprendo cuando escucho cómo los lectores aseguran que se sienten apabullados ante mi trabajo. Pero es natural que actúen así: conozco la mentalidad de aquéllos que hablan bien de lo que detestan, y critican lo que les gusta. Por eso todavía lamento que hayan leído mi libro.

Por otro lado, hay secciones que son verdaderos catálogos de nombres de plantas, de pájaros, de flores, que dan lugar también a listas de cosas que dan pena, cosas que dan vergüenza, cosas tranquilizadoras...

Cosas que emocionan

Pichones de gorrión. Pasar por un lugar donde juegan niños de pecho. Ver un espejo extranjero con su luna manchada. Una persona de alta condición detiene su carroza frente a mi casa, y ordena a su sirviente que solicite una cita. Encender un incienso muy bueno, y acostarme sola. Lavarme el cabello, maquillarme y vestir un kimono perfumado. En este caso me siento feliz y noble, aun cuando nadie me observe. Una noche que espero a mi amante, al escuchar el ruido de la lluvia en mi puerta y el golpeteo del viento, sin motivo y de repente me sobresalto.

Podéis escuchar este kamishibai de  El libro de la almohada. El texto es  de Liliana Lukin (versión libre sobre la obra de Sei Shonagon en traducción de Amalia Sato). Imágenes y banda Gustavo Schwartz.

el libro de la almohada 1 from gustavo schwartz on Vimeo.

#2 Bibliomujeres: Hrosvitha de Gandersheim (c.935-973)

No sabemos con exactitud las fechas exactas del nacimiento y muerte de Hrosvitha, una mujer perteneciente a la aristocracia sajona que optó desde muy joven por recluirse en el convento benedictino de Gandersheim en la Baja Sajonia. Hrosvitha consiguió en Gandersheim lo que fuera de sus muros no habría podido conseguir nunca: libertad intelectual y acceso al conocimiento totalmente vetado a las mujeres que optaban por la vida matrimonial.

Aunque pasó toda su vida en el convento de Gandersheim, Hrosvitha no fue exactamente una  monja, sino una canonesa. La diferencia es grande, ya que las primeras debían realizar los votos de castidad, obediencia y pobreza; mientras que las canonesas solo se regían por el voto de castidad y obediencia, pudiendo disponer de sus riquezas en el convento.

Hrosvitha tenía una gran fortuna y un gran linaje, relacionado con la corte de los Otones. Gracias a su linaje y su fortuna, podía disponer de siervos, tener una biblioteca privada, así como recibir visitantes y realizar todas las salidas del convento que ella desease.

Abadía de Gandersheim donde vivió Hrosvitha

La abadía femenina de Gandersheim se encontraba bajo la protección del emperador Otón I y contaba con gran poder político (la abadesa podía participar en la Dieta imperial), económico (acuñaban moneda) e intelectual, pues contaba con una extensa biblioteca de autores clásicos y medievales.

Como otras muchas mujeres de su época, conocía a fondo a escritores clásicos como Terencio,  Virgilio. Ovidio, Boecio, etc. Buena parte de su producción literaria, a pesar de beber de fuentes paganas latinas y griegas, tenía un tema en común: la fuerza de voluntad, la perseverancia y la tenacidad de las mujeres cristianas, devotas y orgullosas de su pureza y castidad.

Hrosvitha fue la primera escritora alemana que utilizó el latín como vehículo expresivo, y también la primera escritora de teatro religioso medieval. Su obra iba desde leyendas escritas en verso que recogen la vida de santos y mártires para ser leídas en el refectorio, hasta obras de teatro al estilo de Terencio, pero haciendo énfasis en el espíritu cristiano, con lo cual dejaba atrás el tono licencioso utilizado por las mujeres romanas y daba paso al lenguaje casto y virtuoso del culto mariano. Estas obras de teatro tenían una doble finalidad: educar y entretener. Curiosamente, aunque las protagonistas eran siempre mujeres, los editores eligieron para las obras de teatro nombres masculinos:  GallicanusDulcitiusCalimachusAbrahamPaphnutius y Sapientia.

Es el caso de Paphnutius, una obra centrada en la conversión de Tais,  una prostituta que disfruta con la adulación de sus amantes y los bienes que estos le proporcionan hasta que Paphnutius, otro santo, decide liberarla de la perversión y convencerla para que se recluya en un monasterio y expíe sus pecados. Una vez se purifica, muere. Roswitha dramatiza la historia de Tais juntamente con otra historia, la de María, sobrina de un eremita, que al ser seducida por un hombre, se hace prostituta y posteriormente es rescatada de la vida secular por el eremita

De la lectura de esta obra deducimos que Hrosvitha, además de dominar el latín, poseía unos conocimientos del quadrivium (geometría, aritmética, música y astronomía) en absoluto desdeñables.

Grabado de Albert Durero que muestra a Hrosvita entregando al emperador Otón I su obra.

Además de sus obras teatrales, Roswitha hizo otras composiciones poéticas,  poemas épicos y leyendas. Como el titulado De Gestis Oddonis I Imperatoris conocido como la Gesta Oddonis dedicado al emperador Otón I el Grande por encargo de una de sus maestras, la abadesa Gerberga II, sobrina del propio Emperador Otón.

Su última obra es un poema que rememora el origen de la abadía de Gandersheim. Se trata de una obra muy interesante por las leyendas que la canonesa intercala en el relato de la fundación de su abadía.

Fuentes:

#1 Bibliomujeres: Dhuoda (siglo IX)

Este año para celebrar el Día Internacional de la Mujer vamos a compartir la vida y la obra de mujeres escritoras de diversas épocas con el fin de divulgar la existencia de un canon literario ignorado hasta hace bien poco.

Empezamos con Dhuoda, una noble carolingia, que vivió hacia la mitad del siglo IX en Gascuña y fue la autora del primer tratado pedagógico de la Edad Media. ¿La conocíais? Si no es así, seguid leyendo.

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Fuente: BIESES
"Tú tienes libros y siempre los tendrás, hojéalos, medita sobre ellos, trata de comprenderlos y busca doctores que puedan instruirte; ellos te proporcionarán los modelos que te ayudarán para hacer lo mejor posible la tarea que te impongas."

Este magnifico consejo procede del Liber Manualis, escrito entre 841 y 843 por la noble carolingia Dhuoda de Gascuña.

Dhuoda de Gascuña pertenecía a la alta nobleza. Sus padres fueron el duque de Gascuña, Sancho I López y Aznárez de Aragón, hija del conde de Aragón, Aznar I. Recibió una esmerada educación que le permitió leer y escribir en latín, así como tener amplios conocimientos del griego y el hebreo.

Cuando contaba poco más de catorce años se casó con Bernardo de Gothia, duque de Septimania. Bernardo era primo de Carlomagno y su vida estuvo muy ligada a las empresas militares del rey. Del matrimonio nacerían dos hijos: Guillermo y Bernardo. Cuando su hijo mayor contaba con quince años y el menor todavía era un bebé, su marido la obligó a  trasladarse a vivir a Uzés, lejos de la corte imperial. Ya no volvería a ver a su marido excepto en contadas ocasiones.

Su esposo, además, la separó de sus hijos: el primogénito, Guillermo fue entregado al rey Carlos como rehén en señal de fidelidad a su señor y el segundo, Bernardo, quedó con su padre, quien se hizo cargo de su manutención y educación. La vida no fue fácil para Guillermo, el primer hijo, ya que murió decapitado con poco más de veinticuatro años por haber intentado apoderarse de Barcelona. No se sabe muy bien qué fue de Bernardo, el pequeño, pero parece que llevó una vida más tranquila y es probable que fuera el padre de Guillermo el Piadoso, fundador de la abadía de Cluny.

Liber Manualis (841-843)

En la soledad de sus dominios, donde había sido retirada contra su voluntad, Dhuoda  sintió la necesidad de mantener el vínculo emocional con los hijos que su esposo le había arrebatado y quiso proporcionarles la educación que le hubiera gustado que recibieran. Escribió para ello el Liber Manualis, primer tratado pedagógico de la Edad Media, publicado en Francia y escrito en versos latinos, dedicado a su hijo mayor.  El libro contenía, a su juicio, la sabiduría necesaria para ser útil en el mundo y lograr la felicidad espiritual. Contra el dolor, conocimiento.

Dhuoda comenzó su libro en el año 841 y lo finalizó dos años después de la separación. Una vez concluido, se lo envió a Guillermo, lo invitó a leerlo siempre que pudiera y también lo animó a compartirlo con su hermano pequeño cuando este aprendiera a leer.

Liber Manualis: Paris, BnF, ms. 12293, XI, 2, 3-12 (Creative Commons Licence)

En el Liber Manualis no solo quiso proporcionar  a su hijo normas de conducta ética y moral, sino que también reflexionó sobre la vida, sobre su sentido y cómo vivirla.

El libro de Dhuoda se engloba en el género del speculum, un tipo de tratado moral, como ella misma explica en el prólogo, en el que anima al primogénito a mirarse en él como quien reconoce sus defectos en el reflejo que arroja el espejo. La escritora no olvida que se dirige a un adolescente y adapta las fuentes en las que se basa a los ojos y el entendimiento de su hijo. Para ello utiliza un tono sencillo y familiar, marcado, como era de esperar, por una profunda religiosidad, un estricto sentido del deber y la prudencia como actitud vital ante los asuntos mundanos.

El manual de Dhuoda no deja lugar a dudas en cuanto a su excelente formación; pero sobre todo es un reflejo fiel del pensamiento medieval occidental. Por esta razón muchos de los ejemplos e historias están extraídos de la Biblia, otros provienen de sus lecturas de Agustín de Hipona, Gregorio Magno, Alcuino de York, Isidoro de Sevilla, etc.

Un fragmento del Liber Manualis

«A la mayor parte de las madres de este mundo les es dado gozar de la proximidad de sus criaturas, mientras yo, Dhuoda, me veo tan lejos de ti, hijo mío Guillermo, y por ello llena de ansiedad y de deseo de serte útil; por ello te envío esta obrita escrita con mi nombre, para que la leas y te formes; me alegraré si, aunque yo esté corporalmente ausente, precisamente este librito te hace pensar, cuando lo leas, en lo que, por amor de mí, debes hacer.

[...]

A muchos les son evidentes muchas cosas que a mí se me esconden; de mis semejantes, de percepción turbada, que carecen de inteligencia, si digo de ellas que están escasas, más todavía yo. Pero está siempre presente el que abre la boca de los mudos y hace elocuentes las lenguas de las niñas y de los niños (Sb. 10, 21). Yo, Dhuoda, aunque de delicado sentido, viviendo indigna entre mujeres dignas, soy, no obstante, tu madre, hijo mío Guillermo, y a ti te dirijo ahora las palabras de mi manual, para que, como el juego de los dados les resulta por cierto tiempo a los jóvenes el más conveniente y adecuado entre todas las artes mundanas, o, también, como algunas mujeres tienen por costumbre examinarse el rostro en el espejo para eliminar las imperfecciones, sacando a relucir su nitidez, pues se esmeran en agradar a sus maridos en el mundo, así yo te pido que, cuando estés apesadumbrado por hordas de actividades mundanas y temporales, leas con frecuencia este librito que yo te dirijo, y, en memoria de mí, como si fuera cosa de espejos y de juegos de dados, no lo descuides.

Aunque tengas cada vez más libros, date el gusto de leer a menudo esta obrita mía, y sé capaz, con la ayuda de Dios omnipotente, de entenderlo para tu propio provecho. Encontrarás en él, en breve, todo lo que desearás conocer; encontrarás también un espejo en el que podrás contemplar sin vacilación el estado de salud de tu alma, de manera que no solo le gustes al mundo sino que puedas gustarle en todo a quien te ha formado del polvo de la tierra (Gn. 1,7): porque es del todo necesario para ti, hijo mío Guillermo, que en los dos negocios te muestres de manera que puedas ser útil en el mundo y tengas el valor de agradarle siempre a Dios en todo.

Lo que más me preocupa, oh hijo Guillermo, es dirigirte palabras de salvación, entre las que mi corazón ardiente y atento se alza en llamas para que tú tengas, en este librito en códice, por deseo mío, testimonio de tu nacimiento, con ayuda de Dios, como está más útilmente ordenado en lo que sigue.»

Como suele ser habitual, ha habido quien consideró que una mujer era incapaz de escribir un libro como este y supuso que Dhuoda de Gascuña encargó el Liber manualis a un pedagogo eclesiástico, pero el carácter emocional del texto y las enseñanzas sobre el linaje y familia parecen descartar esa hipótesis como argumenta la profesora Ana Belén Sánchez Prieto en su artículo titulado artículo La educación de la mujer antes del año 1000.

Fuentes:

Pasa un «verano Dickens»

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El año 2020 se celebró el 150 aniversario de la muerte de Charles Dickens. La COVID-19 se «cargó» también cualquier celebración en torno a este aniversario, que quedó reducido a una pequeña exposición de fotografías del autor, coloreadas para esta ocasión, en su modesta Casa Museo en la calle Doughty, el único edificio londinense de los que vivió el escritor que todavía se conserva en pie. También se ha publicado una malintencionada biografía (The Mistery of  Charles Dickens de N.A. Wilson) que lo retrata como un obsesivo maltratador psicológico.

¿Quién era Charles Dickens?

Imagino que, a estas alturas, todo el mundo sabe quién es Charles Dickens, pero por si acaso queda algún despistado/a, os ofrezco una biografía extraída de la Historia de la Literatura Universal. El Siglo XIX: Realismo y posromanticismo. Volumen 7 de la editorial Tesys-Bosch:

Casa natal de Charles Dickens en Portsmouth

En Landport, cerca de Portsmouth, nacía en 1812 Charles Dickens, en el seno de una familia cuyos ingresos procedían de un mediocre sueldo de funcionario; la difícil economía doméstica se hizo especialmente conflictiva a partir de 1823, cuando la familia se trasladó a Londres y Charles tuvo que abandonar la escuela para ponerse a trabajar con un pariente. La situación llegó a complicarse hasta llevar a la cárcel, acusado de moroso, a su padre; pero las cosas mejoraron cuando en 1826 pudieron pagarse por fin las deudas y el propio Charles consiguió un puesto de pasante de abogados. Gracias a este trabajo se le contrató como reportero de temas judiciales y pasó más tarde, en 1832, a la redacción de varios periódicos, donde Dickens se encargaba de cubrir las noticias parlamentarias.

En 1833 el joven se atreve a enviar a la revista Monthly Magazine un ejemplar de sus Esbozos (Sketches), y éstos son publicados; un año más tarde, como empleado del Morning Chronicle, publica sus Esbozos por «Boz», seudónimo con el cual obtiene cierto renombre. Debido a esta leve y transitoria notoriedad, una editorial le encarga poner texto a unos dibujos de Seymour, uno de los grandes ilustradores de la época: Dickens, que acepta el encargo con el único fin de obtener el dinero suficiente para poder casarse, compone de esta manera Los papeles póstumos del Club Pickwick, que entre 1836 y 1837 habrían de constituir uno de los grandes éxitos de la novela victoriana; después vendría Oliver Twist, editada ya en su propia revista por entregas mensuales, según la costumbre propia de la época.

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La fama de Dickens no hizo sino consolidarse, y a partir de entonces la aparición de prácticamente todas y cada una de sus novelas constituyó un gran acontecimiento para la vida editorial de la Inglaterra victoriana: se le prodigan homenajes, ofrece recitales de sus novelas y su fama traspasa el océano para llegar hasta los Estados Unidos, a donde viaja por primera vez en 1842. En esta época escribe Nicholas Nickleby, El almacén de antigüedades, Barnaby Rudge y la serie de historias navideñas entre las que sobresale Canción de Navidad; con todas ellas crece su gran notoriedad, viéndose por ello obligado a un continuo deambular por el país y por Europa.

A partir de 1848 asistimos, sin embargo, a cierta reorientación en la trayectoria vital y literaria de Charles Dickens: éste prefiere entonces la lectura pública a la composición de nuevas obras, cuya publicación va espaciándose paulatinamente; pero, sobre todo, sus novelas comienzan a abarcar registros más ambiciosos. Compone Dickens en esta época algunas de sus obras maestras, aunque en ocasiones menos consideradas por el público contemporáneo: David Copperfield, dentro aún dentro de cierta línea anterior; Dombey e hijo, Tiempos difíciles, Grandes esperanzas e Historia de dos ciudades, todas ellas indudablemente más amargas que sus primeras novelas.

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A finales de la década de los 50 rompe con su mujer —aunque sus hijos permanecen con él— y con su amigo «Phiz», ilustrador de sus libros desde que sustituyera a Seymour en los Papeles del Pickwick; cancela también las lecturas públicas y, en general, su vida deja traslucir cierto abatimiento anímico que se acentúa con los problemas de salud que sufre desde 1864, agravados por su segundo viaje a los Estados Unidos en 1867.

Cuando Dickens vuelve a Inglaterra al año siguiente, su estado de salud está casi completamente minado; aun así, tiene fuerzas para iniciar la publicación por entregas de la que iba a ser su última novela, El misterio de Edwin Drood. No pudo concluirla, pues la muerte le sobrevino súbitamente en 1870; se le enterró con todos los honores en el «Rincón de los Poetas» de la Abadía de Westminster, poco después de que la reina Victoria le hubiese concedido el título de Sir. De esta forma se reconocía públicamente lo que ya era una realidad en el panorama cultural inglés: la novela, gracias al empuje de muchos autores, había obtenido el cetro de las artes literarias, desempeñado en la Inglaterra contemporánea la función que en siglos anteriores había desempeñado el teatro. 

[IÁÑEZ PAREJA, I. (1992): Historia de la Literatura Universal. El siglo XIX: realismo y posromanticismo, Barcelona, Editorial Tesys-Bosch, volumen 7]

¿Qué puedo leer de Dickens?

Hay mucho donde elegir. Os indico a continuación un pequeño resumen de algunas de sus obras para que os animéis. Espero que los disfrutéis:

Canción de Navidad

Sin duda, una de las obras más conocidas de Dickens. La hemos visto innumerables veces en películas, series y hasta en dibujos animados. Canción de Navidad escrita por Dickens bajo la influencia de sus ideas sociales y quizá concebida como una fábula moral para una época y una sociedad determinadas -Inglaterra en la “era victoriana”-, es una historia capaz de conmover a los lectores de cualquier edad. Con este relato fantástico, Dickens crea el prototipo del avaro, gruñón y egoísta -Ebenezer Scrooge- y, además, impregna para siempre estas fechas del “Espíritu de la Navidad”.

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Oliver Twist

La historia de un niño huérfano perdido en los bajos fondos londinenses le sirve a Dickens para reflejar el mundo del hampa, la miseria y la hipocresía social, en una historia plagada de estereotipos, siempre superados por la maestría del autor. El hilo central, las peripecias de Oliver desde sus comienzos en la más absoluta pobreza hasta su ascenso, se entreteje con asuntos tangenciales, que a veces resultan predominantes, pues son esenciales para el propósito del autor: la denuncia social a través de la descripción del Londres de la época, con sus lacras sociales y morales… En definitiva, Oliver Twist es una historia de buenos y malos, donde se mezclan lo jovial, lo sentimental, lo lúgubre y lo trágico, con una eficacia narrativa que hace que todavía hoy en día los lectores continúen identificándose con los personajes, las situaciones y la crítica que plantea el autor.

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El guardavía

Un guardavía de una pequeña caseta junto a un túnel vive angustiado desde que vio un espectro advertirle de un grave accidente de tren días antes de que ocurriera. Cada vez que el espectro aparece, le repite las mismas palabras, y el guardavía teme que algo terrible vuelva a suceder.

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Los documentos póstumos del Club Pickwick

Samuel Pickwick, un excéntrico gentleman, es el fundador y presidente vitalicio del Club Pickwick, una sociedad que se ha impuesto el digno y solemne propósito de investigar y clasificar los más pintorescos y extravagantes fenómenos de la vida. Así, él y sus tres fieles adeptos recorrerán por separado los lugares más remotos de la Inglaterra victoriana para hacer partícipes de sus pesquisas a cada uno de sus colegas.Los documentos póstumos del Club Pickwick, la primera novela de Charles Dickens, catapultó al autor a la fama con sólo veinticuatro años. Publicada por entregas entre 1836 y 1837, las andanzas y despropósitos relatados en esta divertida historia se convirtieron no sólo en una de las más logradas obras del autor, sino también en un delicioso y mordaz retrato de la época.

David Copperfield

La huella autobiográfica que Charles Dickens (1812-1870) dejó en David Copperfield, una de sus obras más importantes, convirtió este libro en el más cercano a su corazón. David, como Dickens, vivió una infancia feliz leyendo y asistiendo a la escuela hasta que su suerte cambió. La transmutación íntima de ambos, protagonista y autor, fue compleja y sutil. Aunque ficción y realidad no siempre coinciden, las desdichas de la niñez, el trabajo en la abogacía, la condición de escritor y varios de los personajes responden a la experiencia personal de su autor. Narrada desde la distancia del adulto, la vida de David Copperfield encierra sátira y humor irónico, luto y angustia, pero también mucha alegría y ruido de personas.

La pequeña Dorrit

Esta es, sin lugar a dudas, una de las mejores novelas de Dickens. Un compendio monumentalde su destreza narrativa, de su ingenio cómico y de su talento inigualable para crear ambientes y personajes. Se trata de una obra que no se encuentra actualmente en el mercado español y probablemente no esté traducida desde los años 40: la portada que veis corresponde a la nueva traducción de Carmen Francí e Ismael Attrache en edición de lujo. Mil páginas de diversión, creatividad y emoción asegurada

Grandes esperanzas

Pocas veces como en Grandes esperanzas se presenta con más plenitud la oportunidad de poder entregarse al placer de leer por leer. En efecto, las venturas y desventuras que desde su infancia y en las primeras líneas empieza a contarnos el huérfano Pip nos arrastran con la fuerza de un río hasta un final feliz –concesión a las convenciones de la época–, aunque teñido de normalidad y melancolía. Entre tanto, y mientras transcurre a lo largo de los años el relato que de su vida nos hace el protagonista, Charles Dickens despliega ante nosotros una galería inolvidable de personajes –la brutal hermana de Pip y su marido, el sencillo Joe Gargery; la dulce Biddy, la extravagante señorita. Havisham, la desdeñosa y cruel Estella…– sometidos a las innumerables contingencias de la vida y de la naturaleza humana: temores, culpas, amores contrariados, accidentes, golpes de fortuna, ilusiones y frustraciones, descubrimientos imprevistos y pequeñas aventuras que dibujan una de las novelas más redondas del escritor inglés.

Historia de dos ciudades

Charles Dickens es sin duda el más famoso novelista victoriano, y probablemente el que más ha contribuido a crear una imagen de la época incluso en quienes no lo han leído. El escritor mantuvo una postura crítica ante las instituciones más representativas del victorianismo, desde el Parlamento al sistema educativo, desde las teorías económicas del utilitarismo al funcionamiento de la justicia, la administración, la sanidad pública y los asilos para indigentes. Dickens es, sobre todo, una de las mayores imaginaciones creadoras en lengua inglesa. Historia de dos ciudades es una de las novelas más conocidas de Dickens. La historia transcurre entre dos ciudades, Londres y París, durante la época de la Revolución Francesa. La indiferencia de Dickens por la política y su desprecio por los políticos alejan la novela de cualquier debate político o filosófico sobre la revolución. Sin embargo, al suprimir dichos debates en torno a los acontecimientos revolucionarios, Dickens otorga a las masas populares francesas un protagonismo, autonomía y actividad histórica que no tuvieron , presentando además la revolución como justo castigo a la aristocracia por los siglos de explotación y maltrato del pueblo.

La señora Lirriper

Un Dickens inédito en español: un estupendo correlato femenino del señor Pickwick que, según Chesterton, habría podido ser «una dignísima señora Pickwick».
En 1858, una pequeña desavenencia con los editores de la revista Household Works, que entonces dirigía el famoso escritor Charles Dickens, lo llevó a fundar una publicación periódica propia que pudiera controlar enteramente: All The Year Round. Dickens publicó varios libros de relatos escritos en colaboración con diversos autores que contribuían habitualmente con sus aportaciones en la revista. En dos entregas y con la colaboración de varios autores se publicaron las aventuras de Mrs. Lirriper, una viuda voluntariosa, honrada y cargada de buenas intenciones que debe alquilar habitaciones para pagar las deudas de su querido marido y para asegurarse la supervivencia. Ahora reunimos las entregas para ofrecer al lector la historia completa.

La declaración de George Silverman

Nadie podrá dejar de amar y compadecer a George Silverman una vez conozca su historia. Nadie podrá dejar de agradecerle a Ricardo Cavolo sus magníficos y singulares dibujos, que ilustran a la perfección el mundo y las emociones de esta fascinante novela corta, una de las menos conocidas pero más bellas de su autor, el gran novelista británico del siglo XIX.
George Silverman es niño y pobre, y siempre tiene hambre; ha pasado su corta existencia en un lúgubre sótano; sus padres acaban de morir… No puede ser más triste el arranque de esta narración, en la que él mismo, ya anciano, nos contará sus peripecias.
Pero, por fin, va a salir al exterior; a una vida más pura, como insinúa su nuevo tutor, el Hermano Hawkyard, uno de esos personajes dickensianos tan inolvidables como retorcidos. En el «exterior» conocerá otras formas de desconsuelo, pero también el amor. Sólo hay que abrir ya este libro, y comenzar a leer, para conocerlo todo acerca de George Silverman.

Una casa en alquiler

Un Dickens en estado de gracia explora el misterio de una casa deshabitada con la ayuda de Elizabeth Gaskell y Wilkie Collins. Trío de ases para una jugada maestra.
La anciana Sophonisba debe trasladarse a vivir a Londres. Enfrente de su nueva residencia hay un inmueble señorial pero deteriorado, del que cuelga desde tiempos inmemoriales el cartel de Se alquila . ¿Por qué, se pregunta Sophonisba, nadie quiere alquilar la casa? ¿Y por qué ve en ella, si está deshabitada, un ojo que la mira? Jabez Jarber, su eterno pretendiente, y Trottle, su fiel criado, siempre celosos el uno del otro, se proponen aclarar el misterio. Jarber reconstruye la historia de los antiguos inquilinos de la casa; Trottle, más audaz, entra en la casa misma. Una casa en alquiler reúne lo mejor y más característico del elenco y el sentimiento dickensiano en una obra deliciosa, hasta hoy inédita en español.

Para leer al anochecer

Charles Dickens estuvo interesado durante toda su vida por los fenómenos misteriosos. Su natural inclinación hacia el drama y lo macabro hicieron de él un extraordinario escritor de cuentos de fantasmas. Para leer al anochecer presenta trece de las más célebres y espeluznantes historias de fantasmas escritas por Dickens —«El fantasma en la habitación de la desposada», «El juicio por asesinato», «El guardavías», «Fantasmas de Navidad», «El Capitán Asesino y el pacto con el Diablo», «La visita del señor Testador» o «La casa encantada», entre otras—, en una nueva traducción al castellano. Villanos que mueren ahorcados, mujeres misteriosas que encargan retratos desde el más allá, marinos desaparecidos que hacen visitas inesperadas a los vivos, viajeros victorianos que se encuentran con siniestros niños en oscuros caserones… Puro talento gótico.

Nuestro común amigo

Nuestro común amigo es la última novela publicada por Charles Dickens (1812-2012), donde desarrolla su trama más original y alguno de los personajes más sublimes y también alguno de los más miserables de su obra: desde la modista de muñecas a lady Tippins; desde el juntacadáveres del Támesis a Míster Podsnap, Dickens, infatigable, sube y baja en la escala social repitiendo en la ficción el viaje que hizo en su propia vida. El escritor nunca ha parecido tan seguro de si mismo, tan dueño de sus recursos y maestro en su arte. Nuestro común amigo nos descubre al Dickens más lúcido y duro con su tiempo y su país, pero también al más amable y agudo: “Dios salve a la reina, pero confunda su política”.


Para los que quieren saber más…

  • Vida y genio de Charles Dickens, un artículo de Guillermo Altarés aparecido en El País, donde comenta la reciente biografía del escritor británico escrita por Peter Ackroyd.
  • Dickens y sus fantasmas, un artículo de Guillermo Altarés aparecido en El País, donde comenta una exposición de la British Library sobre la relación de Charles Dickens con los fantasmas.
  • Una ciudad en plena transformación, un artículo de Guillermo Altarés publicado en El país, donde informa de los actos que se están llevando a cabo en la ciudad de Londres para conmemorar el «año Dickens».
  • Dickens sigue diciendo la verdad, un artículo de Benjamín Prado sobre los parecidos entre la sociedad actual y la que Dickens reflejaba en sus novelas.
  • Para los que queráis saberlo casi todo de Dickens, podéis consultar la página web oficial de su centenario. En inglés, claro…

Llévate un «pack lector» para estas vacaciones

Se acercan las vacaciones y son un momento estupendo para relajarse leyendo un libro o viendo una película mientras vemos por la ventana cómo cae la nieve, la lluvia o cómo arrecia el cierzo…

Por eso en la Biblioteca os hemos preparado una serie de «pack lectores» para que los disfrutéis estas vacaciones. Cada «pack» se centra en un tema y consiste en una bolsa que contiene un libro y una película relacionados entre sí. Cada «pack» se toma prestado en conjunto y se devuelve el «pack» completo (bolsa incluida) el primer día a la vuelta de vacaciones.

Para ver nuestros «packs» no tenéis más que pasar cualquier recreo por la Biblioteca y echarles un vistazo. Daos prisa porque están volando.

Si queréis echarles un ojo antes de venir, podéis hacerlo en esta presentación:

Tranquilos/as: si se agotan, prepararemos más.

Nuevos libros en la Biblioteca

Estamos en pleno final de curso con todo lo que esto supone: exámenes, trabajos… y mucha, mucha tensión. Quizá, con todo este agobio, lo último que os apetezca ahora sea leer, pero ¿sabíais que leer antes de dormir reduce el estrés un 60%? Está demostrado que 6 minutos de lectura bastan para reducir el nivel de estrés y aliviar la tensión muscular acumulada en el día.

Por eso en la Biblioteca os ofrecemos algunas de nuestras últimas adquisiciones. Estamos seguras de que os van a ayudar a terminar el curso de la forma más relajada posible. Seguidnos, hay un poco de todo…

AVENTURAS Y ACCIÓN

Podéis empezar con el primer libro de la serie Amanda Black, titulado Una herencia peligrosa. Un libro lleno de aventuras, acción trepidante y ritmo frenético.

«Tengo trece años, y un examen de Sociales mañana del que no tengo ni idea. Pero esa no es la mayor de mis preocupaciones.
Antes del fin de semana, el banco nos echará a la tía Paula y a mí de la Mansión Black. Esa era la mayor de mis preocupaciones hasta hace tres segundos.
La cuerda con la que estaba descendiendo desde el piso 180 de la Torre Dagon Corp. ha sido cortada.
Ahora mismo caigo desde cuatrocientos setenta y siete metros de altura, a una velocidad de aproximadamente cincuenta y cinco por segundo.
Calculo que en algo menos de nueve segundos me estamparé contra el suelo.
Tampoco es ésa la mayor de mis preocupaciones.
La mayor de mis preocupaciones es que el que ha cortado la cuerda es mi mejor amigo.
O al menos yo creía que lo era.»

Nos lo recomendaron con mucho entusiasmo en nuestro proyecto 23 para el 23, así que hemos decidido comprarlo. Se llama Piratas del firmamento y está escrito por Adriana Criado.

Cuenta la leyenda que las estrellas vieron a Elizabeth rebelarse contra el destino que habían escrito por ella, y que los mares observaron cómo Killian dejaba atrás lo poco que tenía. Se dice que la búsqueda del mayor tesoro mágico de Ydhelia, el Orbe Estelar, era lo que necesitaban para encontrar lo que más anhelaban: su libertad. Comentan que surcaron los tres océanos bajo la bandera negra, enfrentándose a las dificultades del camino y afrontando sus propios sentimientos. Pero solo uniéndote a su tripulación conocerás la verdad de esta historia.

No podía faltar en nuestra Biblioteca la colección completa de Percy Jackson de Rick Riordan. Muchos de vosotros nos habíais pedido esta serie en la que Percy descubre que es hijo de un dios de la Antigüedad y tiene una importantísima misión que cumplir.

LIBROS DE LOS QUE TODO EL MUNDO ESTÁ HABLANDO…

De momento, solo nos ha llegado el 4º de la serie Heartstopper de Alice Oseman, pero pronto estarán los anteriores tomos de esta novela gráfica que ha triunfado en la red y ha conquistado ya a millones de lectores.

Dos chicos se conocen. Se hacen amigos. Se enamoran. ¿Por qué nos empeñamos en hacer complicadas las emociones más sencillas? Con los titubeos propios de cualquier amor adolescente, Heartstopper responde a la manera de sentir de los jóvenes reales, con una visión abierta, natural y sensible sobre el amor y la identidad sexual, sin perder nunca la delicadeza y la emoción.

LO TUYO ES TODO TEATRO…

Revisando nuestra sección de teatro nos dimos cuenta de que faltaban algunos clásicos y que, algunos de los que teníamos estaban ya bastante estropeados, así que hemos comprado una interesante colección de grandes clásicos del teatro. Pasen y vean:

AMORES INTENSOS…

Si lo vuestro son los amores intensos y, ¡ay! desgraciados, aquí tenéis Los sufrimientos del joven Werther de Goethe y Cumbres borrascosas de Emily Brontë para hartaros de llorar. Con Persuasión de Jane Austen y Mujercitas de Louisa May Alcott, disfrutaréis también de lo lindo:

PARA PASAR UN POCO DE MIEDO…

Tal vez os apetezca pasar un poco de miedo (no mucho, solo lo justo), en tal caso, tenemos en la Biblioteca grandes clásicos del terror: Mary Shelley, H.P. Lovecraft, Washington Irving… Disfrutadlos.

PARA PENSAR…

Este libro no es solo una ética para chicas, es también una llamada a los chicos para que se atrevan a transgredir de verdad: para que dejen de ponerse en el lugar de sus deseos y se pongan en el lugar de las demás.

La filosofía nos enseña que lo importante son las preguntas que nos hacemos, siempre que formulemos bien nuestros interrogantes y nos preguntemos por el fundamento de nuestros proyectos. La ética, por su parte es una invitación a ponerse en el lugar de los demás, y sucede que hasta ahora los hombres no se han puesto en el lugar de las mujeres. Con ellas ha valido casi todo: desde borrar su nombre y su historia hasta la violencia sexual.

La filosofía y, con ella, la ética puede ayudarnos a comprender las enormes contradicciones a las que tienen que enfrentarse las mujeres en un mundo patriarcal al que los filósofos, aun sin haber estado a la altura, sí aportaron una manera de pensar crítica que nos ha llevado a ser conscientes de las desigualdades y a cuestionar el sistema.

Ética para Celia nos invita a mirar de frente la realidad, el hecho de que nuestra vida se ha levantado sobre una doble verdad, con normas morales y fines vitales distintos para mujeres y hombres. Esta doble verdad se ha ido transformando, pero no ha desaparecido. A las jóvenes ya no se las socializa con idea de que sean para los demás, pero sí para ser deseables, que no deja de ser otra forma de ser para los otros.