El cielo protector de Paul Bowles

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El pasado lunes nos reunimos en la Biblioteca para comentar Farándula de Marta Sanz. Como es habitual, antes de empezar a comentar nuestra lectura, Carmen Delgado nos propuso la novela que íbamos a leer el siguiente mes: El cielo protector de Paul Bowles. Este es el material que ha elaborado para la presentación.

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“La muerte siempre está en camino, pero el hecho de que no sepamos cuándo llegará parece restarle finitud a la vida. Lo que odiamos tanto es esa terrible precisión. Pero como no sabemos, nos toca creer que la vida es un pozo sin fondo. Sin embargo, las cosas ocurren solo un determinado número de veces, en realidad, muy pocas. ¿Cuántas veces más recordarás cierta tarde de tu infancia, una tarde que forma una parte tan entrañable de tu ser que ni siquiera puedes imaginar la vida sin ella? Quizá cuatro o cinco veces más. Quizás ni eso. ¿Cuántas veces más verás salir la luna llena? Quizás veinte. Y sin embargo todo parece ilimitado.»

 

EL AUTOR

220px-Paul_BowlesPaul Bowles, hijo de compositor y escritora, nació el día 30 de diciembre de 1910 en Nueva York, y con diecinueve años colgó los estudios y marchó a París, donde contactó por vez primera con los componentes de la generación perdida (a la que nunca perteneció. Ni a ella ni a ninguna otra). Pronto volvió a Manhattan y allí nació el Bowles compositor y el Bowles viajero (visita Marruecos, vive cuatro años en Méjico, recorre Centroamérica). Su vocación de escritor estalla en 1938, tras su boda con Jane (a la que muchos consideraban, Tennessee Williams entre otros, la mayor figura que ha dado la novelística norteamericana). Pronto se trasladaron a Ceilán y acabaron asentándose en Tánger, donde el escritor residió hasta su muerte en 1999 (tras el impasse de 1958, cuando fueron expulsados de Marruecos y marcharon a Nueva York donde pasaron grandes apuros económicos).

Su vida literaria transcurre entre la “generación perdida” de Nueva York y las emergentes vanguardias europeas del periodo de entreguerras, especialmente entre el misterio del surrealismo y la rebeldía del posterior underground.

Paree claro que fue Jane la que indujo a escribir a Paul y perdura la tendencia (entre editores y críticos, no entre lectores) de reivindicar el talento de Jane superior al de su marido. Como escritor Paul se desveló ya en Tánger, testigo del proceso de creación y nacimiento de El cielo protector —que Bertolucci hizo famosa– Déjala que caiga (1952) y La casa de la araña (1955).  En todas ellas Tánger es el espacio en el que deambulan personajes extranjeros enfrentados a tentaciones y debilidades (alcohol, sexo).

En esa época Bowles, traduce algunas obras autóctonas y acoge a los escritores «beat» William Burroughs, Jack Kerouac y Allen Ginsberg, y a otros muchos cuya homosexualidad podía liberarse en Tánger. En cierto modo, la amistad , la tolerancia y el respeto por el otro parecen el eje vital de Bowles: con su mujer, con sus amigos (Visconti, Welles, Huston y Capote)…

Los problemas con las autoridades tangerinas no impidieron que la casa de los Bowles estuviera siempre abierta a toda clase de artistas. Paul dedicó varias obras de no ficción al continente africano y siempre consideró el Sáhara “el lugar más bello del mundo, precisamente porque no hay nada. El cielo tiene luz, pero no es verdad, no está allí, sólo está la noche, siempre”. Ese mismo cielo que lo protegió, ““el cielo aquí es muy extraño. A veces, cuando lo miro, tengo la sensación de que es algo sólido, allá arriba, que nos protege de lo que hay de detrás.”

EL CIELO PROTECTOR

En su aspecto externo, la novela es la narración de una asombrosa aventura. En su aspecto interno, El cielo protector es una alegoría de la aventura espiritual del hombre plenamente consciente en la vida moderna.
Tennessee Williams

Al término de la segunda guerra mundial, tres jóvenes (un solvente matrimonio neoyorkino Port y Kit Moresby, y su amigo Turner) viajan desde Nueva York a Argel, con las líneas turísticas interumpidas. Port, motor de la historia, es un músico en decadencia, que intenta recuperar la inspiración perdida recorriendo el desierto del Sáhara junto a su esposa, frívola e insegura. Tunner, “amigo” de Port, acaudalado y petulante, siente una extraña fascinación por la pareja, y una fuerte atracción hacia Kit

El viaje, planeado inicialmente para solucionar las dificultades entre Port y Kit pronto se vuelve peligroso, pues los viajeros ignoran lo que se esconde bajo una cultura que les es completamente ajena. Este mundo tan hostil les llevará hasta los límites de la razón. Ninguno de los tres personajes principales tiene pasado ni futuro (Port no rellena la casilla de “profesión” de su pasaporte, lo hace Kit) y el narrador, omnisciente, no nos concede elementos para juzgar ni identificar a los personajes: no hay saltos al pasado, los protagonistas se mueven constantemente hacia adelante, no podamos decir que persigan nada concreto salvo un lugar donde beber, comer y dormir. No se plantean objetivos a largo ni corto plazo, solo vivir el momento, lo que marca sus relaciones en la novela. Todo ello permite al lector acercarse a ellos en esta novela magistral.

Kit y Port llevan doce años casados y, aunque se quieran, no son capaces de comunicarse ni de entenderse. Ante un mismo estímulo su reacción es diametralmente opuesta, así como su percepción del mundo: Kit siempre está en alerta, Port se abandona al curso de la vida. Sabe que el cielo lo protege de algo terrible que puede aparecer en cualquier momento.

Port es la atracción de la muerte, la búsqueda de un destino incierto y su búsqueda es la de un esnob de clase adinerada y ociosa. Aislado en su dolor se debate entre dos mundos: el occidental, que le hastía, y el africano, que siente ajeno. Dos necesidades determinan su pertinaz huída hacia adelante: alejarse de Tunner, que le repugna y acercarse a su mujer, en la que espera encontrar un consuelo imposible.

Kit tiene un destino incierto. Insegura y dividida, desea seguir a Port en su viaje pues no quiere perderlo (doce años de convivencia pesan mucho) pero teme profundizar en su la conciencia, atenazda por el dolor que ello puede causarle.

Son personajes incapaces de expresar las emociones y los sentimientos que les provoca un entorno tan embrujador como adverso.

La obra consta de tres partes y treinta capítulos y la acción se estructura en dos planos: el desierto africano exterior y el desierto interior de los protagonistas. Es una estructura muy calculada que nos permite profundizar en la mente de los personajes y vislumbrar sus dependencias, ya que las redes que los atan se van haciendo cada vez más evidentes.

Al final del segundo libro la intensidad decae y empieza una reflexión sobre muerte, la soledad y las respuestas que nunca llegan. Para Kit, una angustia a la que se enfrenta en la tercera parte; Port, simplemente continuará su camino.

Y ahí surge la magia de la prosa de Bowles que, gracias al punto de vista adoptado, supo sacar partido de su descubrimiento del norte de África. Sin falsas morales ni trampas, expresa las emociones humanas más puras y extremas: la percepción de la soledad y la incomunicación entre los hombres; todo ello con una prosa muy limpia.

Su prosa es irónica, dura y seca como el ambiente; muy elaborada pero sin preciosismos ni complacencias. Por supuesto que recurre a la metáfora, siempre tras una cuidada y elegante selección, pero nada hay en su estilo que entorpezca la fluidez del texto.

Abundan las descripciones de ambientes y paisajes que se amalgaman con el confuso mundo interior de los personajes y sirven al autor para explicitar las desigualdades sociales y la fractura entre la belleza de los paisajes y la miseria de sus pueblos.

Son descripciones poderosas, morosas, impecables, que el autor domina para describir los dramas humanos y las tensiones entre los personajes.

Y como tantos otros personajes de la entonces joven novelística americana, los protagonistas de El cielo protector acaban mal. No con siguen integrarse ni en la sociedad de donde salen ni en la buscada por ellos. Deambulan angustiosamente. Hasta el fin de sus días.

EL CIELO PROTECTOR (Bernardo Bertolucci, 1989)

En 1989 el director italiano Bernardo Bertolucci realizó una adaptación cinematográfica de la novela de Bowles, protagonizada por Debra Winger y John Malkovich. La película obtuvo el Premio BAFTA y el Premio del Círculo de Críticos de Nueva York a la mejor fotografía. Os dejo un vídeo con imágenes de la película con la fantástica banda sonora de Ryuichi Sakamoto:

MAPAS DE AGUA Y ARENA

El programa de RTVE Documentos TV realizó en 1990 este excepcional documental titulado «Mapas de agua y arena», dedicado a la tormentosa relación entre Paul Bowles y Jane Auer.