Los años de Annie Ernaux

La escritora francesa Annie Ernaux, en 2019. (Getty/Awakening/Simone Padovani)

En esta segunda sesión proponemos la lectura de una de las obras de Annie Ernaux la flamante premio Nobel de este año. El nombre de esta autora llevaba sonando como opción para este premio desde hace cuatro o cinco años.

En nuestro grupo de lectura proponemos la lectura de Los años, publicada en Francia en 2008 y en España en 2012.

Nacida en una pequeña localidad de Normandía (Yvetot, 1940) e hija de comerciantes humildes, pasó su infancia y adolescencia en la localidad de Yvetot hasta trasladarse a Rouen para cursar estudios universitarios de Literatura y, gracias al apoyo y empeño de sus padres, ha dedicado su vida a la enseñanza como profesora de letras modernas.  

Annie Ernaux es la 17ª mujer en recibir el premio Nobel, pero antes de este reconocimiento había recibido numerosos galardones entre los que se encuentra el Renaudot (1984), el Marguerite Duras (2008), el Strega Europeo (2016), el Marguerite Yourcenar (2017) y el Premio Formentor (2019).

Ampliamente valorada en Francia y considerada un referente por autores como Emmanuel Carrère, Virginie Despentes o Édouard Louis, su obra literaria es un mapa que recorre temas como las propias experiencias y el pensamiento íntimo y una memoria colectiva que aborda los derechos sociales, el feminismo, lucha de clases y los elementos de la vida, como el amor, la enfermedad y la muerte.

Ernaux publicó su primera novela, Los armarios vacíos, en 1974 y abandonó la ficción diez años más tarde con El lugar (1984). Con este libro encontró su propio estilo que ha sido descrito como «a cuchillo»: seco, áspero, un estilo que no busca emocionar aunque lo consiga, no pretende despertar la compasión del lector, solo contar la vida tal cual es. Por eso el lenguaje, según la autora, ha de ser preciso, claro, sin florituras, directo, lo más limpio que sea posible.

Desde El lugar Annie Ernaux solo publica obras autobiográficas o, como prefiere decir ella «auto-socio-biográficas». Heredera del obrerismo narrativo de Claire Etcherelli y del materialismo sociológico de Pierre Bourdieu ha dedicado su vida a narrar su propio desclasamiento, es decir, el «desgarro social» que supuso para ella pasar «de la clase dominada a la dominante.»

El Nobel le fue concedido «por la valentía y la precisión clínica con que desvela las raíces, los extrañamientos y las trabas colectivas a la memoria personal», según argumentó el comité del premio. Esta justificación parece salida de la boca de la propia Ernaux, que cree que la literatura debe funcionar «como un cuchillo». La autora escribe con el bisturí en la mano, siempre dispuesta a tocar el hueso, a llegar «hasta el fondo de una minuciosa verdad»

Los libros de Annie Ernaux hablan de una Francia desconocida, apartada del brillo cultural que tanto envanece a la intelectualidad francesa, excluida en el sentido más social del término. A través de sus libros podemos seguir la vida de una muchacha de provincias que ha de dejar atrás la vida humilde de sus padres si quiere ascender en el universo cultural; podemos compartir la angustia de la joven universitaria, atormentada por un embarazo no deseado, que busca desesperadamente librarse de una maternidad que arruinará un futuro planeado con tanto esfuerzo y la cruda manera con que retrata a su madre cuando era joven y el desvelo con que el que sabe cuidar a la madre vieja.

El resultado ha sido una obra minuciosamente elaborada a lo largo de las últimas cinco décadas y situada a medio camino entre la narrativa y las ciencias humanas, donde la historia y la sociología cuentan tanto como el recuerdo individual. Ernaux está convencida de que es imposible disociar ambas cosas. Se dirá que este es el primer Nobel que premia la autoficción, un subgénero que ella ha alimentado más que nadie, aunque la autora reniegue de esa etiqueta y de todo lo que la encierre en su mera biografía. En realidad, su supuesta literatura del yo ha adoptado, a menudo, otros pronombres: tú, él, ella, nosotros, el impersonal «on» que tanto abunda en francés. Para Ernaux, la primera persona es un contenedor vacío que utiliza para recoger una experiencia ampliamente compartida. «El yo es solo un lugar y no la expresión de una persona».

Esa mujer narrada, portadora del mal del desarraigo, no se acaba de reconciliar con el pasado miserable ni de integrar en un presente pleno de bienestar. La noción de traición social respecto a sus orígenes humildes, de lo que ella define como transfuguismo de clase, atraviesa la trayectoria de esta hija de modestos tenderos de un pueblo de Normandía, que vendían patatas para que ella «pudiera sentarse en un anfiteatro universitario para escuchar hablar de Platón», como dejó escrito en Una mujer.

Los paisajes de Ernaux —las ciudades residenciales de extrarradio de París, los trenes de cercanías que llevan a los trabajadores precarios a la gran ciudad, las superficies comerciales impersonales, los pequeños pueblos en declive de su región natal— son los paisajes de la Francia de los desfavorecidos, la Francia periférica, como la llama el geógrafo Christophe Guilluy.

Los años (2008)

Los libros de Annie Ernaux forman parte de un proyecto más amplio que pretende dar cuenta de la vida en toda su complejidad. Carrère dice de ella que lo que hace es una mezcla de autobiografía, historia y sociología. Y eso se ve más que en ningún otro libro en Los años, premio Marguerite Duras y François Mauriac en 2008, año de su publicación en Francia y reeditado en 2012 en España.

Los años es el proyecto más ambicioso de Annie Ernaux, es su obra total, la que contiene todos sus libros, sus intereses, y también, precisamente por eso, puede servir de entrada a su singular literatura. En este libro, Ernaux se propone contar la vida de «una mujer que ha vivido de 1940 a hoy»; «lo que querría es salvarlo todo en su libro todo en su libro, lo que ha existido a su alrededor, continuamente, salvar su circunstancia.»

El libro tiene una estructura peculiar, el recorrido por las seis décadas de la historia de Francia están enmarcadas por listas de imágenes, «todas las imágenes desaparecerán», escribe Ernaux al principio de Los años y «salvar algo del tiempo en el que ya no estaremos nunca más», escribe al final.

En medio, hace un repaso por las décadas de la vida y las décadas de la historia, pero su atención se fija sobre todo en los cambios sociales, políticos, filosóficos, de comportamiento y de hábitos: el hambre y la miseria en la posguerra, el progreso, el despertar sexual, la entrada en la vida adulta, la liberación de la mujer, la sociedad de consumo, la llegada de internet. Todos estos cambios sociales tienen un reflejo en las vidas particulares, la de Ernaux actúa aquí como catalizador de todas las vidas. Por eso, describe fotos suyas de cada una de las décadas, a veces lustros, en que divide el relato. Como en otros de sus libros, Los años cuenta también su propia gestación y su construcción, la escritura, de la que Ernaux ha dicho que ha sido «algo más que el amor o la vida», es materia del libro.

SABER MÁS…

Podéis ver este vídeo del programa Página 2 de RTVE donde entrevistan a la autora:

En este vídeo también podéis ver algunas de sus obras: