Plenilunio de Antonio Muñoz Molina

El pasado lunes, 18 de febrero, nos reunimos para comentar Stoner. Fue, como todas, una sesión muy interesante, llena de opiniones y reflexiones acerca de la lectura. Para la próxima sesión, el lunes, 18 de marzo, hemos propuesto la lectura de Plenilunio de Antonio Muñoz Molina.

Incluimos aquí el material que repartimos en la sesión:

plenilunio (1)

 

“De día y de noche iba por la ciudad buscando una mirada. Vivía nada más que para esa tarea, aunque intentara hacer otras cosas o fingiera que las hacía, sólo miraba, espiaba los ojos de la gente.”
                                                                                                                     Plenilunio

antonio.munoz.molina[1]Antonio Muñoz Molina nació  en Úbeda  el 10 de enero de 1956. Su padre trabajaba en una huerta y vendía hortaliza en el mercado de abastos. Su madre se dedicaba a “S.L.”. A los dos les costaba escribir cuando fueron mayores. Leían con mucha atención, murmurando las palabras. En los primeros años de la democracia asistieron a escuelas para adultos. Su  primera escuela formal fue la de los Jesuitas, en la que entró  con seis años. Allí, un maestro convenció a su padre de que le permitiera seguir estudiando.

Disfrutaba con los tebeos, los libros, las películas, los seriales de la radio y los programas de discos dedicados

Hizo el bachillerato elemental en los Salesianos de Úbeda, donde descubrió que a uno lo podían tratar de manera distinta según la posición social que tuviera su familia. Cursó el bachillerato superior en el instituto “San Juan de la Cruz”, en el que recibió una sólida enseñanza.

Hacia los doce años empezó a leer a Julio Verne y a Mark Twain, a Stevenson, a Agatha Christie, a Dumas… Después vinieron, desordenadamente, Cervantes, Bécquer, García Lorca… A los 18 años  se trasladó a Madrid para estudiar Periodismo pero su sueño duró poco por la escasa cuantía de su beca. Por primera vez participó en una manifestación de protesta por el fusilamiento de Salvador Puig Antich y al cabo de veinte minutos ya estaba preso y esposado. Abandonó Madrid y marchó a Granada para estudiar Geografía e Historia. Allí vivió casi veinte años (1974-1992). Allí escribió sus primeros relatos y allí nacieron dos de sus hijos.

En 1982 se casó con Marilena Vico. Hijos y libros se suceden y alternan en los años siguientes: Antonio, 1983; El Robinson Urbano, 1984; Beatus Ille y Arturo, 1986; El invierno en Lisboa, 1987; Beltenebros y Elena, 1989. Su matrimonio duró hasta 1991, año en el que recibió el premio Planeta por El jinete polaco. En 1992 empezó  a vivir en Madrid con Elvira Lindo y el año siguiente  vivió por primera vez una temporada en los Estados Unidos, dando clases en la universidad de Virginia. En 1995 ingresó, con apenas 39 años, en la Real Academia Española, donde ocupa el sillón «u».

 Posteriormente publicó, entre otros,  Plenilunio (1997) Carlota Fainberg (1999) En ausencia de Blanca (2000) y Sefarad (2001)

En 2001 y 2002 dio clases de literatura en la City University. En 2004 fue nombrado director del Instituto Cervantes de Nueva York,  cargo que desempeñó hasta 2006. Durante estos dos años publicó Ventanas de Manhattan (2004) y El viento de la luna (2006). La noche de los tiempos, su última novela, tuvo que esperar hasta 2009.

Desde que publicó su  primer artículo en Diario de Granada, en 1982, no ha dejado de escribir en los periódicos y ha colaborado, entre otros, con  ABC y El País, casi siempre escribiendo crónicas semanales.

 En su Autorretrato ha escrito:

“La literatura es mi afición y mi trabajo, pero no creo que sea lo más importante de la vida, ni mucho menos que se baste para darle sentido. Más que la literatura me importa el bienestar de las personas que quiero: mi mujer, nuestros hijos, nuestra doble y complicada familia.
Creo que el escritor continúa el oficio inmemorial de los narradores de cuentos, que daban forma mediante relatos orales a la experiencia compartida del mundo. Contar y escuchar historias no es un capricho, ni una sofisticación intelectual: es un rasgo universal de la condición humana, que está en todas las sociedades y arranca en la primera edad de la vida. Quizás por eso no me atrae mucho la literatura que se vuelca sobre sí misma, que tiene al escritor y a la escritura como focos principales de atención(…)Pero también aprendo mucho de la música y de la pintura, y del cine, aunque lo frecuento menos que cuando era más joven.
Políticamente, soy un socialdemócrata: defiendo la instrucción pública y la sanidad pública, el respeto escrupuloso de la legalidad democrática, la igualdad de hombres y mujeres, el derecho de cada uno a elegir su forma de vivir y si es preciso de morir dentro de la conciencia de nuestra responsabilidad como ciudadanos. “

 Ha recibido numerosos premios, entre los que destacan el temprano Premio Ícaro de Literatura por Beatus Ille en 1986.Premio Nacional de Narrativa y Premio de la Crítica por El invierno en Lisboa (1988) el Premio Planeta por El jinete polaco (1991) el  Premio Nacional de Narrativa, también  por El jinete polaco (1992)

La novela que nos ocupa, Plenilunio, ha recibido el  Premio Femina Etranger a la mejor obra extranjera publicada en Francia (1988), Premio Elle y el Premio Crisol.

PLENILUNIO (1997) 

Plenilunio está inscrita dentro del género policiaco, (el asesinato de una niña y la búsqueda exclusiva, total y absorbente del asesino) pero trasciende la historia del crimen para hablar de la literatura y de la sociedad en la que se creó. Aunque el objetivo final es encontrar a un asesino y castigarlo,  la intriga del crimen es el punto de partida para que el lector se acerque a la historia de España, a los vicios de la sociedad y las obsesiones de los hombres.

La historia parte de la brutal agresión sexual y posterior  asesinato de una niña en una noche de luna llena y en una ciudad de provincias, cuya cotidianeidad altera.  El inspector jefe de policía, trasladado recientemente desde el norte, se obsesiona con el crimen. Sabe que el psicópata sigue allí, paseándose por plazas, parques, sin rostro, anónimo y esquivo. A esta inicial trama policiaca hay que sumar la trama política (el inspector ha sido trasladado recientemente desde el País Vasco, donde ha sufrido la violencia etarra) y la trama amorosa. Estas tres tramas se centran en los tres personajes de la novela (el inspector, el asesino y el terrorista) que, curiosamente, carecen de nombre

Antonio Muñoz Molina  utiliza magistralmente una de las técnicas de la novela negra: la técnica del  suspense. Pero se trata de un suspense multiplicado por la multiplicidad de tramas antes citada: criminal, amorosa y política.

  Nos encontramos ante un canónico  narrador en tercera persona omnisciente  si bien recurre en determinados momentos a la confesión personal en primera persona, inserta en un diálogo (recuerdos de Susana  Grey o  las confesiones del inspector sobre la búsqueda del asesino)

La novela sigue, en general, un orden lineal y comprende desde mediados de otoño hasta el final de la primavera de un año impreciso entre 1991 y 1997.Este orden  lineal se interrumpe en ocasiones por algunas analepsis que permiten adentrarnos en el pasado de los personajes. Igualmente indeterminado respecto al tiempo que al espacio se muestra Muñoz Molina. En ningún momento de la obra se cita claramente una ciudad, pueblo o región. Pero hay algunas pistas que permiten reconocer espacios que han aparecido en obras anteriores y que apuntan a una ciudad de provincias  identificable con Mágina-Úbeda.

Plenilunio es, principalmente, una novela de pensamientos más que de acción, de discurrir mental más que de sucesos y, sin duda,  el tema que está presente desde la primera hasta la última página del libro es la violencia, pero, también, a través de los ojos de los personajes vemos pasar muchos otros  temas como la religión y la crisis de la fe, el terrorismo y la psicosis permanente que le acompaña de forma irreversible, la soledad y la frustración que conlleva, la sociedad actual, la desinformación y el desequilibrio generacional que provoca, y el amor y la esperanza…

Con seguridad no se trata de la mejor novela de Muñoz Molina. Podría reprochársele que el autor se deje  llevar hasta muy avanzada la novela por lo que Jordi García llamó “retórica de lo espantoso”. Para este crítico la acción se hace más interesante cuando  se relata la otra historia de la novela, la que narra los avatares sentimentales de la maestra Susana Grey. Pero, indudablemente, quedamos atrapados  por una trama narrativa que no nos suelta.

 PLENILUNIO (Imanol Uribe, 2000)

En el año 2000, Imanol Uribe estrenó la adaptación al cine de Plenilunio de Muñoz Molina. La escritora Elvira Lindo  intervino también en el filme en calidad de guionista. Aquí tenéis el trailer de la película, por si queréis echarle un vistazo, antes, después o durante la lectura del libro:

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